Y ha llegado el momento de los momentos. Esos momentos en los que piensas "para esto existo". Es el momento del arte total. Pero no por lo que os imaginais queridos lectores, lectoras. Ese momento total es el más relativo de la existencia humana. Para algunos es mucho, para otros, nada; para otros, todo. Es el momento de encontrarse con la mirada del pintor. Porque para mí "Las meninas" no es otra cosa que la mirada de Velázquez. Esos ojos que diran para siempre :" Aquí me tienes, pintor de tí mismo. Sigo pintándote por los siglos de los siglos. Este cuadro no es más que el comienzo de la eternidad."
Y según te sientas mirando fijamente a ese hombre. A sus ojos. Según se te humedezcan los ojos y se te remuevan por ahí dentro las cosas podrás pensar que entiendes, mejor o peor, lo que dice. No hay otro criterio. Yo no lo tengo. Al menos para Velázquez. Al menos para "Las meninas".
¡Hola amigo!, ¿amigos para siempre? No lo olvideis, sin embargo. Tuvo que venir un extranjero, un francés, - sí de esos que robaron tanto de España - . Tuvo que llegar Éduard Manet para sacar a este hombre de las obscuridades de los almacenes del Museo de El Prado. Luego llegamos todos.
Algún día sabremos porqué y cómo pudo ocurrir esto.
Yo tengo mis premisas que no voy a ocultar.
1.- Los siglos XVI y XVII fueron los de mayor creatividad y libertad en las artes y las ciencias en nuestra historia reciente. Luego vinieron tiempos oscuros que llegan hasta nuestros días.
2.- Alguien pudo descubrir lo que Velázquez ocultó eficazmente toda su vida : que fue el pintor menos contrareformista de los que existieron en la España de Su Majestad Católica. Además de El Greco.
Traigo aquí un autorretrato de Velázquez que he visto tantas veces en el Museo de las Bellas Artes san PíoV de mi ciudad, València. Sólo para que se vea la diferencia de las miradas. Por lo dicho anteriormente, vamos.
Quizá, otros, al contemplar "Las meninas" muchos se preguntaran con Théophile Gautier : "Pero ¿dónde está el cuadro?"
Luca Giordano dijo a Carlos II : "Señor, esto es la teología de la pintura". Al menos fue sincero. No entendía nada.
Perdonarme la pretensión pero creo que yo lo he entendido.
(continuará).
Y según te sientas mirando fijamente a ese hombre. A sus ojos. Según se te humedezcan los ojos y se te remuevan por ahí dentro las cosas podrás pensar que entiendes, mejor o peor, lo que dice. No hay otro criterio. Yo no lo tengo. Al menos para Velázquez. Al menos para "Las meninas".
Inmerso en una cultura juedocristiana de la que es difícil sustraerse diría que "Las meninas" son un "Ecce Homo".
Las meninas, Velázquez, 1656, Museo de El Prado, detalle. |
¡Hola amigo!, ¿amigos para siempre? No lo olvideis, sin embargo. Tuvo que venir un extranjero, un francés, - sí de esos que robaron tanto de España - . Tuvo que llegar Éduard Manet para sacar a este hombre de las obscuridades de los almacenes del Museo de El Prado. Luego llegamos todos.
Algún día sabremos porqué y cómo pudo ocurrir esto.
Yo tengo mis premisas que no voy a ocultar.
1.- Los siglos XVI y XVII fueron los de mayor creatividad y libertad en las artes y las ciencias en nuestra historia reciente. Luego vinieron tiempos oscuros que llegan hasta nuestros días.
2.- Alguien pudo descubrir lo que Velázquez ocultó eficazmente toda su vida : que fue el pintor menos contrareformista de los que existieron en la España de Su Majestad Católica. Además de El Greco.
Traigo aquí un autorretrato de Velázquez que he visto tantas veces en el Museo de las Bellas Artes san PíoV de mi ciudad, València. Sólo para que se vea la diferencia de las miradas. Por lo dicho anteriormente, vamos.
Autorretrato, Velázquez, año ????, Museo de las Bellas Artes san Pío V de València. |
Quizá, otros, al contemplar "Las meninas" muchos se preguntaran con Théophile Gautier : "Pero ¿dónde está el cuadro?"
Luca Giordano dijo a Carlos II : "Señor, esto es la teología de la pintura". Al menos fue sincero. No entendía nada.
Perdonarme la pretensión pero creo que yo lo he entendido.
El problema, como ya he dicho, es que mirando "Las meninas" no hay que entender una pintura sino a un pintor.
(continuará).