El «impresionismo de fusión» de Velázquez.
No digo el «impresionismo de fusión» en Velázquez, porque en mi hipótesis de trabajo considero esta manera de hacer exclusiva del maestro sevillano. Hasta el momento no encuentro otro pintor que realice este proceso de manera similar.
1.- La impresionante figura del mendigo en El triunfo de Baco, no sólo me lo parece mí, sinó que “(...) como el muchacho que bebe en El aguador de Sevilla, el mendigo en el lado derecho del fondo de Los borrachos, el hombre que maneja el fuelle en La fragua de Vulcano, el hermano de José destacado a contraluz en La túnica de José y el Argos de Mercurio y Argos. El rostro de la mujer que carda lana en el término medio de Las hilanderas está deteriorado. También se podrían traer a colación retratos informales como los de Calabacillas y Francisco Lezcano y el Marte, así como figuras de pinturas pequeñas. En una lista como esta no se puede omitir el reflejo del espejo de Las meninas (1,268).” A todo lo cual Peter Cherry llama «fenomenología de las apariencias».
Yo simplemente le cambio el nombre por «impresionismo de fusión» o «el más allà de la línea». Donde la obra quiere ser un todo absolutamente coherente. Y la mano desea ser paño y el paño desea participar de la mano y el rostro de la mano y del paño. Me olvido de Leonardo, pero me resulta difícil. Me viene a la cabeza insistentemente la magia de su «sfumato».
¿Se puede realizar un seguimiento de este «impresionismo de fusión»
a lo largo de su trayectoria artística? Yo creo que sí. Y de
demostrarse esto, resultaría fundamental para la contrastación de mi
hipótesis.
Es decir, que Velázquez emplearía el «impresionismo de fusión» como un medio de expresión en algunas de sus obras y/o en parte de algunas de sus obras.
Velázquez juega con la prevalencia entre la línea y la fusión lo largo de su trayectoria artística en función de los temas. Un ejemplo de lo que digo lo tenemos en la Sibila, 1632, Museo de El Prado, realizado en la época en la que el maestro ya emplea a discreción su impresionismo de fusión.
Velázquez juega con la prevalencia entre la línea y la fusión lo largo de su trayectoria artística en función de los temas. Un ejemplo de lo que digo lo tenemos en la Sibila, 1632, Museo de El Prado, realizado en la época en la que el maestro ya emplea a discreción su impresionismo de fusión.
Bibliografía.-
Fábulas de Velázquez, Mitología e Historia Sagrada en el Siglo de Oro, edición a cargo de Javier Portús Pérez, 2007, Museo Nacional de El Prado, Madrid, Sala 75 VEL fab Biblio Acuña.